15 de junio de 2020

Despedida del curso

Cuando cerré la puerta del aula el día 13 de marzo, no podía imaginar lo que nos esperaba. Ha sido, como para todos vosotros, el final de curso más extraño de mi vida: distancia, aislamiento, trabajo autónomo (casi automático en algunas ocasiones)...
Llegar a junio sin teneros delante de mí, sentados en esas mesas de color verde indefinido, me obliga a recordaros a través de la fotografía que tengo guardada en mi cabeza. Os veo sentados uno frente al otro, en equipos, y otras veces de frente a la pizarra. Unos atendiendo, otros haciendo como que atienden y otros, simplemente, estando, que no es poco.
No sé si volveremos a compartir clase el próximo curso (aquí unos tiemblan y otros se alegran). Eso no depende solo de mí. Sin embargo, solo han sido necesarios estos pocos meses para darme cuenta de que, algunas veces (algunas, no todas), no hablábamos el mismo idioma. Cuando yo decía BEEE, alguno de vosotros decía MOOO, otros GUAUUU, e incluso otros BUUU. Y eso me desesperaba un poco. Lo que a mí me parecía sencillo, a vosotros no. Lo que yo creía esencial, a vosotros no os importaba. Y lo que yo había desechado, era lo más interesante para vosotros. 
Sí, estaba claro que, a veces, no hablábamos el mismo idioma. Pero creo que eso no es tan malo como me parecía en un principio. Tantas formas de ver las cosas, tan diferentes, nos enriquecen a todos. Y lo que en principio me parecía un caos, se convirtió en una hermosa sinfonía.
Algunos os estaréis preguntando qué quiero decir con todo esto. ¿Se le ha ido la cabeza a Javier? No os preocupéis, todavía la tengo en su sitio. Pero os falta una cosa para entenderme: ver este vídeo.
Ha sido un placer estar con vosotros este tiempo, 

MIS PEQUEÑAS OVEJAS DE COLORES.


No hay comentarios:

Publicar un comentario